Existiremos Siempre

La guerre totale est bien le concept les plus proche de celui de génocide. C’est dans la guerre totale que s’établissent les connexions les plus étroites entre guerre et génocides

Ternon, Yves. Guerres et Génocides au XX siècle. Architectures de la violence de Masse. Odile Jacob, 2007. P.26

Por. Karol Bolaños

Nos encontramos en un tiempo muerto, ahí, donde lo injusto se transforma en justa cólera y los delitos son la expresión natural de la rabia. Un tiempo que permite la discriminación, la exclusión y la eliminación del otro diferente como acciones racionales de la existencia. Un tiempo donde todas las normas, leyes y acuerdos se han roto en beneficio de la acumulación. Es obvio que, estamos en tiempo muerto porque nuestra realidad es una guerra total que aún no nos atrevemos a reconocer, estamos en un todo contra todos, en especial contra la naturaleza de la vida y todo sucede de manera indiferente porque estamos distraídos en nuestros combates internos.

Es por esto que, necesitamos volver a llamar las cosas por su nombre, dejar atrás los eufemismos y llenarnos de argumentos frente a la lucha frontal que hoy empieza a librarse contra el colonialismo del siglo XXI, porque de lo contrario, todo nos aplastara sin haber percibido el peligro de su avanzada. Estamos en ese tiempo muerto en que toca decidir si seguir dormido aceptando la mentira como realidad o vivir para resistir en nuestros diversos campos de acción.

Ahora bien, podríamos hacernos preguntas y espero que suceda, en especial, eso de ¿cuándo empezó a ser evidente este nuevo orden mundial? y solo podría decir que, la pandemia es un detonante asombroso que nadie percibió como peligroso porque estábamos sumidos en el miedo. Ellos, y todos saben a quienes (pongan sus ojos en occidente) podríamos referirnos, se inventaron un virus mortal para privarnos de nuestra libertad, salud, autonomía, derechos, y todo, con la única intención de controlarnos de manera sádica para lograr privarnos hasta de nuestra capacidad de reacción ante la injusticia. Si vemos en la superficie, podemos notar que necesitaban controlar lo que se les había salido de las manos y no hay mejor manera de hacerlo que poniendo en función el panóptico bajo la inmovilidad de la prisión.  

Luego, reactivaron las guerras en todos los rincones del mundo, en especial, en territorios y países con riquezas naturales que intentan captar para explotar en todas sus formas. Se les ve particularmente desesperados por los combustibles fósiles, el agua, el aire puro, la alimentación y el control poblacional. Algunos, muy pocos, aquellos con mucho poder, parecen tranquilos porque cuentan con firmas, acuerdos tácitos, deudas por cobrar, bases militares y antiguas alianzas. Sin embargo, se presenta un problema que será difícil de eliminar, y es que, algunos muchos no están dispuestos a ratificar promesas de un tiempo inexistente. Tristemente para nuestra historia como raza humana, este tiempo muerto, es el principio del fin.    

Estamos de acuerdo en que no importa el derecho a ser o existir, mucho menos el derecho histórico de pertenencia cultural o territorial; todo ello, no son más que utopías contemporáneas, falacias que nos hicieron creer que vivíamos en paz para olvidar nuestras luchas. La oratoria se convirtió en una clase olvidada, la diplomacia esta más asociada a los dinosaurios que a la humanidad, el lugar del intelectual se ha borrado de la historia, el análisis se convirtió en una materia prepagada, los dirigentes políticos solo responden a sus intereses materiales y la comunidad internacional se descubre ante nuestros ojos como una vil servil del caos llamado orden. Los engendros prohibidos, censurados y castigados penalmente como delincuentes políticos vuelven a tomar forma y fuerza dentro de la más absurda legitimidad, así es, el fascismo, la extrema derecha y el colonialismo vuelven al ruedo gracias al engrandecimiento que le dan los medios de comunicación masivos.  Al parecer, una vez más, se ha blanqueado el delito y volvemos a la oscuridad.    

Definitivamente, la primera batalla que tenemos que librar es dejar de escuchar, ver y leer medios de comunicación que se olvidaron de informar con imparcialidad; éstos no se cansan, ni se cansaran de saturarnos con sus campañas publicitarias controladas y pagadas por los poderes extremistas de cada nación. El llamado es a acercarnos a la información con pinzas; a analizar las palabras, los contextos, las imágenes y las posturas. A poner los ojos en las micro-historias para desentrañar los meta-relatos. De algún modo, porque no, soltar toda esta onda de veneno y pánico que nos impide ver la cara del perverso. Y prepararnos para resistir.

Ahora bien, solo faltan dos días para que se cumpla un mes de Guerra Total contra Palestina, hay tantas personas muertas que ya ni las cifras sirven para contar el horror, la Franja de Gaza que había sido reconstruida gracias a la tenacidad de sus habitantes y los aportes de algunos en el mundo ha sido destruida; muchas calles han desaparecido, muchos pozos de agua han sido sellados, las fronteras están cerradas o brutalmente controladas, la electricidad ha sido cortada, lo oliveros han sido quemados, las lágrimas ya no caben en las mejillas, el color arena desértica se ha convertido en gris asfalto, los alimentos están controlados, la atención médica es un caos porque carecen de todo, el aire es irrespirable porque el fósforo invade todo; y las bombas no dejan de caer sobre casas, edificios, hospitales, iglesias, mezquitas, escuelas, parques, mercados, sitios sagrados para las creencias religiosas occidentales, patrimonios culturales de la humanidad y personas, muchas personas.

¿Todo esto está pasando con una indiferencia absurda? o ¿cada uno está librando miles de batallas para lograr sobrevivir? Es posible que las dos e incluso se le puede sumar la presión ejercida por los medios de comunicación y los gobiernos de cada nación.  

Definitivamente, estamos en tiempo muerto, ya no hay nada que decir, ni hacer, la guerra total ha llegado con la frescura del otoño; las palabras, el clamor y las marchas no harán que cambie nada, todo lo contrario, podrán sus ojos sobre nosotros y crearan un enemigo más a vencer.

Con este texto simple y sencillo quiero que sepas que ya te conocemos bien, obviamente, tenemos miedo, pero sabemos que eso no te detendrá, es más, eso te alimentará; en contra partida, hemos descubierto que no te necesitamos, es más, sabemos cuánto nos necesitas y entendemos todas tus maneras de proceder; así que, te queremos prometer a ti querido poderoso, si tú, aquel que siempre viene a buscar alimento en el que no tiene nada, aquel que cae en un texto similar por suerte o desgracia, te quiero prometer que existiremos siempre, no importa cuantas veces intentes destruirnos, nosotros siempre te estaremos respirando en la nuca, recordándote que tus guerras no son más que tu falta de limites y ausencia de amor.

A nosotros nos queda aceptar nuestro destino, así mismo, como lo ha hecho el pueblo palestino que, ante el dolor, da más amor y compasión. No dejemos de trabajar para ser nosotros mismos y seguir resistiendo en manada. Vivir y sobrevivir es un acto de resistencia infalible.

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